Chamamé
La tierra llama y en su llamado
Bulle la sangre del que se fue
Se ha ido dejando padres y hermanos
Dos hijos chicos y una mujer
Se fue buscando plata y trabajo
Porque su tierra ya no le da
Y sin embargo el surco gritando
Sus rudas manos esperando está
Y la rosaura emocionada
En una carta le ha de contar
Que la más chica que gateaba
Corriendo el patio ha de cruzar
Y las semillas que habían sembrado
Ya están a punto de cosechar
Y si la suerte los acompaña
Tal vez la vida ha de cambiar
Y la rosaura es madre y padre de sus pequeños
Y la rosaura sola ha quedado, no tiene dueño
También le dice con desazón
Que cuando llega el atardecer
Siente en el pecho una aflicción
Pues tiene dudas que ha de volver
El alba tiene una nueva estrella
Que el surco abierto ha de alumbrar
Manos suaves, manos pequeñas
¡Que la cosecha ha de prodigar!